martes, 6 de mayo de 2008

LÁGRIMAS EN FORMOL

Capitulo 1
“El recuerdo de una mujer”

Una mujer sola sentada en la sala de espera con ropa de lino, zapatos de tacón puntilla y un bolso que combinaba con su atuendo, esa era yo; con una mirada perdida y el corazón escondido en un pasado, en un recuerdo que jamás podría olvidar.
Desde el principio o desde el final, la historia siempre va hacer la misma. Déjame contarte un pedacito de lo que fui.

Esperanza, así me llamaba antes de cualquier otra circunstancia, ginecóloga y soñadora, como una mujer independiente no contaba con la ayuda de nadie. A los 30 años conseguí mi casa, ubicada en el barrio Capri de la ciudad de Cali.
La casa era de color verde, de dos plantas y un balcón grande donde solía sentarme a relajarme después de un día pesado.
Mi cuarto era grande, las paredes de color blanco polar, la cama de estilo colonial y armario lleno de ropa, de zapatos y de carteras. Lo tenía todo, menos la felicidad realizada de ser mujer.

En las noches trataba de hacerme a la idea de que no necesitaba de nadie, hablaba con mis amigas por internet, o salía al cine. Pero tampoco conseguía estar feliz, los hombres llegaban y se iban como agua que cae al lavadero.

Mi vida no era perfecta, pero físicamente era una mujer atractiva, nada que ver a lo que soy ahora. Los momentos mas felices de mi vida serian al lado de un ser que nunca tuve cerca.

Trabajaba en una clínica nombrada y reconocida de la ciudad, Sebastián de Belalcázar en el séptimo piso. Todos los días veía veinte mujeres con diferentes preguntas y diferentes situaciones. Pero no faltaban las embarazadas, esas que no las podía ni tocar porque se quejaban, me hacían irritar, con sus lindas barriguitas y sus miedos estupidos frente a una situación normal.


Capitulo 2
“El aborto de Ana”

Trataba de ser paciente, pero Ana siempre llegaba con una ocurrencia. Un dia llego pidiéndome un favor:

-Tengo un mes de embarazo, y la verdad es imposible que tenga este niño, pues en estos momentos sería un problema para mí, por eso necesito tu ayuda.


-No, eso no es problema....respondí yo al verla tan asustada, sin embargo note una gran angustia, y me percate que lo que ella buscaba era un aborto.

-Un mes, lo cual para mi ya es mucho. Me replico Ana nuevamente esperando una respuesta que solucionara su problema.

-Yo te aconsejo que esperes un tiempo más, igual este es tu primer embarazo cierto?

-Si, pero no quiero que la persona con que estoy saliendo se de cuanta y si espero se me notaria.

-No..... Mira cuando es primer embarazo solo se te viene a notar a los siete meses mas o menos y eso... porque supongo que hasta ahora no haz tenido malestar que te delaten, cierto?


-La verdad no, hasta ahora no.

-Mira Ana te voy a ser muy franca...eso no es legal, mira hay una sola una forma para que tu aborto sea efectivo, es de riesgo, pues puede que te desangres.....Son unas pastillas llamadas SINOTEC. Estas tienen una carga de hormonas y hacen que inmediatamente se te venga el periodo y a su vez el embrión... Estas pastillas te las pondría en el cuello del útero.

-No, Esperanza quiero abortar.

-Bueno Ana veo que ya tienes una desición...Me gustaría tenerte en mi casa mañana a las 12:30 p.m. Te recuerdo no tomes nada aspirinas como dolex o pastillas similares...comprendes cierto?

-Si.

Al día siguiente estaba esperando a dicha paciente, sentía como si ese aborto fuera de mió, no comprendía el porque, pero en el fondo sentía que salvaba a ese ser de este mundo.
Eran las 12:30 p.m. hora que cite a Ana, la esperaba con todo los instrumentos quirúrgicos, pero algo no iba como yo quería, no podía llenar el tercer frasco.


Capitulo 3
“La realidad de Esperanza”

No sé cómo llegó a pasar todo esto, todo parece ser tan crudo, tan harto de dolor.
Me encontraba ahí sentada, tenía la certeza de que nadie lo sabría, pero estaba presente la ansiedad y la incertidumbre de lo que pasaba. Me levanté de la cama y sin volver a mirarla me fui a seguir mis actividades. Sin embargo, tuve que cambiarme de ropa dos veces más para poder sentir que todo había quedado atrás.

Mi alma estaba lista para seguir adelante y así lo hice.

De camino a la oficina, pare en un semáforo, la luz estaba en rojo, mientras visualizaba el horizonte de la vía la realidad se me tornaba incierta y me transporte a ese consultorio blanco, y me vi ahí sentada con las piernas abiertas, en esa camilla esperando a que me sacaran la muestra y así mismo que me explicaran el problema del por qué no podía quedar embarazada. La vida no es tan predecible como esperamos, sin embargo después de la respuesta negativa del ginecólogo mi vida se vino al piso.
Me encontraba ahí sentada sola en Palmetto, esperando a que algo pasara, algo que me diera razones de seguir viviendo, cuando vi a esa mujer, tan amada y tan especial en mi vida, era Elena mi vieja amiga de la infancia, esa amiga a la que no pude olvidar porque simplemente estaba ahí cuando la necesitaba.

Era ella, y venía hacia mí, como si supera que en ese momento me sentía sola, triste y sin ánimos de vivir. Desperté del trance cuando el idiota del carro de atrás comenzó a pitar, el semáforo había cambiado a verde y sencillamente seguí mi camino, esperando a que la vida me llevara a un lugar donde mi pesadilla no fuera tan explicita y mi realidad tan enferma.


Capitulo 4
“El reencuentro con mi pasado”

Hablamos de todo, Elena se veía muy joven y conservada, a pesar de haber pasado diez años sin vernos, aun recordaba los gestos y el cabello rojo ondulado de ella. Nos abrazamos y dejamos que el tiempo dejara de contar.
Coincidencialmente llegamos al tema de mi problema de no poder tener hijos. Ella lo lamento mucho, aun así yo no dejaba de sentir ese amargo dolor que me arrugaba en corazón. Por un momento veía que sus labios no paraban de articular las palabras y tan solo podía escuchar el palpitar de mi corazón, la emoción que llegue a sentir al verla a ella y la frustración de no poder tener hijos se me combino y al parecer lo único que sentía era un regocijo pues por lo menos estaba viva.

La invite a la mañana siguiente a almorzar en mi casa, no quería dejarla ir, era ella o nadie mas la que me podía sacar de esta depresión. Me importaba tanto la presencia de ella que le ofrecí alquilar uno de los tres cuartos desocupados que tenía, ya que ella vivía sola en un apartamento.

Íbamos juntas a todo lado, hasta su ginecóloga pase a ser. Ella confiaba mucho en mi profesionalidad.

La amistad volvió a ser como la de la niñez y una terapia sabía y profunda para mí ser.


Capitulo 5
“La duda”

Días después de haber participado en un aborto, me llamo la hermana de una paciente. Como era obvio, nadie sabía que había acontecido. La familiar se encontraba alterada pues habían encontrado a su hermana tirada en un callejón llegando a Yumbo. Rápidamente le pedí la dirección de su casa, pues se trataba de una paciente que se hizo mi amiga. Al parecer había muerto a causa de una hemorragia, la joven mujer tenía cinco meses de embarazo y el dictamen del forense informaba que no tenía ningún feto.

Ese acontecimiento marco las vidas de esa familia. La incertidumbre que ellos sentían, yo la sentía pero al contrario, la satisfacción de saber lo que había pasado me hacia sentir importante y a la vez aplacaba ese sentimiento de inferioridad que me invadía por dentro.

Aun recordaba la cara de Isabela gritando suplicando por su vida, veía en su mirada esa impotencia, la misma que sentí cuando súper que no podría cumplir mis sueños. Desde ese momento supe que haciendo lo que estaba haciendo conseguiría llenar ese vació.

Hice todo cuidadosamente, use mis guantes quirúrgicos para abrir la puerta de su casa, mientras nadie estaba ahí para ser testigo, y puse una pequeña cantidad de hormonas en el jugo que había preparado Isabela para su familia.

-Es fácil predecir las cosas cuando ellas mismas me cuentan que hacen.

Y solo espere, espere el momento indicado para esperar la llamada de ella, quejándose del pequeño sangrado que estaba teniendo. Volví a su casa, pero ahora con ganas de llevarla a la clínica para darle una buena revisión, ya que su esposo no se encontraba en la ciudad. Me desvié un poco del camino, y logre lo que quería. Esta satisfacción de tener lo que tenia en mi armario engrandecía aun mas mi ser.

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